jueves, 7 de junio de 2007

“No hago ropa para Gordos”

Hace unos 5 años le comentaba a una amiga que para mí era muy difícil encontrar ropa para mi talla dada mis dimensiones a lo largo y ancho. Como ella trabajaba en el sector textil me dijo que me llevaría a una de estas tiendas en donde venden los saldos de exportación de diferentes fábricas. Me dijo que allí encontraría ropa hecha a pedido de las más famosas marcas internacionales tipo “The Gap”, “Abercrombie”, “Nike” y otras. Sobre todo que, como eran saldos de exportación, podía encontrar ropa de mi talla ya que estaban hechas según las tallas que exigían las marcas. Me convenció. Me llevó por unos recovecos de la pauperizada zona industrial de Ate la cual, para mi sorpresa, estaba llena de fábricas y mi amiga me iba señalando las que tenían tiendas. Finalmente, llegamos al sitio indicado. El frente de la fábrica cumplía con el estereotipo de cualquier fábrica: largas y altas paredes de ladrillo, torre y caseta de vigilancia. No había ningún letrero anunciando el nombre de la fábrica. O sea, recontra caleta. Sin embargo, al ingresar era otro mundo. El decorado de la tienda bien podía hacerte sentir que estabas en Larcomar o en alguna tienda de Miguel Dasso. Había una gran variedad de prendas de vestir de diferentes marcas americanas y europeas. Estaba fascinado. Me probé un polo, me probé otro. Todos me quedaban bien. Sentía que había hecho un descubrimiento y que cómo era posible que la gente no supiera de esto. Seguí como poseso buscando más cosas que comprarme cuando mi amiga me señala una sección, la sección de “Giorgio Armani”. Me probé una camisa, no me quedó. Me probé un polo, tampoco me quedó. Revisé los tamaños y correspondían a mi talla. Había un polo manga larga que estaba espectacular. Me quedaba apretado. No importa, me dije, para cuando baje de peso lo usaré. Salí de la tienda con una considerable reducción en el saldo de la línea de crédito de mi tarjeta pero con la felicidad en la bolsa que llevaba en mi mano derecha. Ya me alucinaba con 10 kilos menos, si se podía más, mi polo “Armani Exchange”, mi blue jean, paseando por calles sanisidrinas y miraflorinas.

El hecho es que, como siempre pasa, nunca hice dieta. El polo “Armani Exchange” me miraba cada vez que abría el cajón de mi cómoda. Y cada vez que lo abría me recordaba que estaba postponiendo mi dieta. Nunca tomaba la determinación de empezarla. Hasta que llegó el día que una revista, no recuerdo ahora cuál era, se cruzó con mis manos y leí una entrevista que le hacían a Giorgio Armani. Allí estaba él, bronceadísimo, el pelo cano, vestido de negro completamente. Una especie de Hugh Hefner de la moda solo que sin Mansión Playboy. El artículo exploraba sus inicios, la innovación que introdujo al mundo de la moda con el diseño de sus trajes para hombres, y su incursión en otros terrenos como la decoración hasta que leí que una de las preguntas que le hacían apuntaba a una no tan soslayada crítica a que su ropa estaba diseñada para contexturas corporales estrechas. Seguidamente leí una frase lapidaria que desde entonces golpea en mi amígdala cerebral cada vez que abro ese cajón de mi cómoda: “No hago ropa para Gordos”. Cambié al polo al cajón de la ropa que nunca uso y allí se ha quedado.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Siempre el Inicio

Gorduelo. Gordito. Fantito. Panetón de tropa. Tapón de piscina. Pocotón. Chapas que me han acompañado en mi adiposo camino en esta viña del señor durante muchos años. Y como si la vida quisiera añadirle insulto al agravio, la naturaleza me proveyó de una estatura poco comun y largamente superior al promedio de este país. Ese otro detalle abrió las puertas a más chapas que van desde los originalísimos Roba Focos, Largo Tiempo, Profesor Jirafales, y Longaniza hasta el incomprensible Robocop. Como les pasa a todos, al principio me picaba cada vez que me inventaban un nuevo adjetivo pero con el tiempo fui aprendiendo a tener la correa suficiente (eufemismo siempre usado para la palabra resignación) ante las gracias ajenas. "Oe cuñau, te han salido tetas. Jajajaja". Sí pues, ta' qué gracioso. Yo le enseñé el baile del teteo a Alan. "Qué buen salvavidas compadrito". Me sirve para no ahogarme, zambo. "Ay, pero no se nota que estás gordo". Lo que pasa es que los mondongos se reparten bien en mi 1.95m. Y así por el estilo. Necesarios mecanismos de defensa que la autoestima se encarga de fabricar y que en otros casos se encarga de complementar.

En este blog volcaré esas vivencias, conflictos, y contradicciones que me han tocado y que me tocan vivir con respecto a mi peso y a mi talla. Desde el punto de vista exógeno, espero que sirva para que otros lectores me comenten sus experiencias y, por qué no, hasta su identificación con lo que me pasa. Desde el punto de vista endógeno, será una plataforma para hacer catarsis y reconciliarme conmigo mismo. Fat rules!